Y lloramos por las cosas más tontas y le damos tanto valor a todo lo malo , pero no apreciamos ni un segundo lo que se nos ha otorgado. Nada vale más que poder respirar por la mañana y sentir que aunque esté nublado, el sol está ahí arriba. Nada vale más que el abrazo de un amigo, ese que te hace sentir el calor más puro y el menos dañino. Nada vale más que escuchar un 'te amo' de labios sinceros, labios que te sonríen y prometen acompañarte hasta el fin de los tiempos. Nada vale más que reír bajo la lluvia, contagiando la risa y haciéndola música. Nada vale más que la mirada de un niño, demostrándote que todavía queda pureza en este mundo.
Nos alivia la sal recorriendo nuestras mejillas, pero no vale la pena si no es a causa de la alegría.
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